Un campeón mundial

Un campeón mundial

Un campeón mundial

Ian, un adolescente filipino, ganó el juego bíblico virtual Héroes II.

Un joven de catorce años de Filipinas, Ian, ganó el Campeonato Mundial de Juegos de Héroes II, al vencer a otros quince finalistas de todas partes del mundo y convertirse en el primero en lograr esto. Ian ganó la partida contra David, el finalista canadiense.

Junto con su padre, Greyson, quien también fue finalista, Ian avanzó poco a poco, comenzando por las regionales en el nivel Unión, hasta llegar a la final. El campeonato mundial de Héroes II tuvo lugar del 19 al 22 de mayo de 2021, durante el Campamento Virtual Global de la Asociación General. Se hicieron rondas de clasificación en cuatro ocasiones para determinar quién se clasificaría para la ronda final. 

Después de un evento de clasificación de 4 días, aparecieron los nombres de los 16 finalistas: Alef, de Indonesia; Karelys, de Venezuela; Joseph, de los Emiratos Árabes Unidos; Freddy, de Lituania; David, de Canadá; Gaby, de Irlanda; Benjamín, Alejandro y José, de México; Andre, Vinicius y Adrian, de Brasil; y Ian, Greyson y Chum, de Filipinas.

Ian vive en Lopez, Quezon, Filipinas, a unas 140 millas (225 kilómetros) al sur de la ciudad capital, Manila. Es hijo de Greyson y Shyrell, y hermano mayor de Ivy. Actualmente, Ian está estudiando el octavo grado en la academia adventista de la ciudad de Lipa, Batangas.

Jugando por primera vez

Esta era la primera vez que Ian tuvo la oportunidad de jugar con una aplicación de juegos producida y fabricada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Desde una edad temprana, sus padres lo alentaron a leer la Biblia, los libros de Elena de White y otros recursos adventistas en lugar de pasar tiempo jugando con la computadora. 

Al crecer, Ian compitió en varios campeonatos de preguntas bíblicas en su iglesia, en su escuela y en su Asociación. Ganó concursos de conocimiento bíblico en tercer y sexto grados y un concurso de ortografía bíblica de toda la Asociación.

En una entrevista, la madre de Ian destacó el impacto que la educación adventista tuvo en su más reciente logro. “La educación adventista ayuda mucho a reforzar la conducta cristiana y la ética de nuestros hijos. Es importante que todo lo que enseñamos en casa esté en sintonía con lo que dicen los maestros en la escuela”, dijo ella.

Por su parte, el padre de Ian sostuvo que está agradecido de que se haya creado una aplicación de juegos de trivia bíblica, diseñada con un estilo moderno, para llegar a millones de jugadores. “Es una forma en la que podemos satisfacer sus necesidades y enseñar de Jesús”, expresó.

La experiencia de jugar Héroes II, el juego de la Biblia 

Después de ser anunciado como campeón mundial, Ian se sintió muy feliz por el apoyo y los mensajes de personas de todas partes del mundo. En una entrevista, dijo que nunca pensó que le sucedería algo tan grande, que él solo quería jugar e interactuar con otros jugadores en Internet.

“Héroes II no es solo un juego, es una herramienta diseñada para llegar a millones de jóvenes. Es una aplicación cuidadosamente diseñada para acercar su contenido, interfaz y objetivo a la Biblia”, sostuvo.

El logro de Ian es una gran motivación para otros jóvenes, al mostrarles que desde una edad temprana ya pueden saber mucho sobre la Biblia si solo dedican tiempo a leerla, dijeron los líderes. Ian dijo que quiere alentar a los jugadores de Héroes II a no solo enfocarse en cómo ganar campeonatos, sino especialmente a conocer la Biblia y tener una relación más profunda con Jesús.

“Esta aplicación de juegos de preguntas bíblicas es solo una herramienta, y nunca debería reemplazar nuestra relación personal con Dios y con otras personas”, enfatizó.

Acerca del juego

Héroes II, un juego basado en personajes de la Biblia, es una secuela de su versión pionera, lanzada en 2013. La primera versión generó 10 millones de minutos de interacción. Esto resultó en el desarrollo de la versión modernizada de la aplicación. Héroes II se lanzó en marzo de 2021. El juego está disponible para descargar en iOS y Android.

Consulta en: https://www.heroesbibletrivia.org/en/

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2022.

Escrito por Edward Rodríguez, División Sudasiática del Pacífico.

Hoy Luxor

Hoy Luxor

Hoy Luxor

Después de visitar las pirámides de El Cairo, en Egipto, nos dirigimos al sur de la región, por vía aérea, a Luxor. Esta ciudad se ubica a unos setecientos kilómetros al sur de la capital del país. El nombre Luxor procede de la palabra “lujo”, y lleva su nombre por la cantidad de palacios y templos funerarios que fueron encontrados por los árabes cuando conquistaron estas tierras.

Ni bien llegamos, cenamos temprano, porque al día siguiente nos esperaba una larga jornada, con la visita a los lugares más emblemáticos de la ciudad histórica.

Antes del amanecer, nos despertó el llamado a la oración de los musulmanes, que retumbaba en toda la ciudad. Estas plegarias son consideradas una obligación para cada musulmán desde que alcanza la pubertad. 

A las cinco de la mañana, después de desayunar, nos recogió un vehículo para comenzar con la primera excursión: volar en globo aerostático. Al llegar al lugar de despegue, pudimos observar el montaje y el inflado del globo. Luego, despegamos en un vuelo de alrededor de una hora de duración. Conocida como el museo al aire libre, esta actividad permite explorar el Valle de los Reyes del mundo antiguo, desde las alturas. La experiencia fue magnífica. Quedamos deslumbrados por el paisaje y los otros globos que sobrevolaban el aire.

Después del paseo, visitamos las diferentes tumbas y templos:

-El Templo de Karnak: Fue el más influyente centro religioso dedicado al culto del dios Amón. Es el tercer sitio más visitado de Egipto.

-El Templo de Luxor: Fue realizado durante el Imperio Nuevo, construido en el templo de Luxor. Estaba unido al Templo de Karnak por una avenida de esfinges.

-El Valle de los Reyes: En este lugar se enterraron no solo reyes, sino también reinas, príncipes, nobles, e incluso animales.

-El Valle de las Reinas: Se encuentra situado al sudoeste del Valle de los Reyes, frente a Luxor.

Otros de los lugares que pudimos apreciar fueron:

-El templo funerario de la faraona Hatshepsut: Es considerado uno de los templos mejor conservados del Antiguo Egipto. Para disfrutar de sus espacios, tuvimos que usar sombrillas para protegernos de los rayos del sol. 

-Los colosos de Memmón: Son dos estatuas gigantes de piedra que representan a un farón llamado Amenofis III.

Al contemplar los frescos egipcios en los templos, pudimos comprobar que solo expresaban las victorias de los reyes, pero en ninguno de ellos los fracasos o las conquistas extranjeras. 

Esta forma de expresar la historia difiere mucho de los relatos bíblicos de los reyes de Israel. En estos, quedan en evidencia las historias tal cual ocurrieron en el pasado, sin omitir nada ni engañar al lector. En todas ellas se puede ver cómo Dios ofrece segundas oportunidades, y que las victorias provienen de la dependencia de Dios. Por eso, recordemos el consejo: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y el allanará tus sendas” (Prov. 3:5, 6).

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2022.

Escrito por Analía Giannini, docente de Ciencias Naturales, nutricionista, escritora y viajera incansable.

«Si Dios quiere, se va a hacer”

«Si Dios quiere, se va a hacer”

«Si Dios quiere, se va a hacer”

Cuando tus sueños se hacen realidad

 “Here we are. I’ll be back this weekend for an event; if you need something, let me know… Thank you Andrew!” Esta frase fue la última que escuché del pastor al llegar a mi lugar de servicio. Mientras la decía, veía que se cerraba la puerta de mi pieza. 

Sentí algo de miedo. “¿Y ahora?”, pensé. Me quedé mirando hacia arriba. No lo podía creer. “¡Ya estoy acá!”, me dije. “No lo puedo creer”.

En ese instante, recordé mis ganas de ser misionero cuando oraba cada anoche arrodillado junto a mi cama antes de irme a dormir y mis ganas de ser misionero cuando llenaba los datos en la página para poder aplicar como voluntario. Recordé, incluso, todas las personas que se habían acercado para decirme que ellas también oraban por esta experiencia. 

Hasta ese momento, no me habia dado cuenta de que lo que le había pedido a Dios por tanto tiempo se había vuelto una realidad. 

No habían sido fáciles los últimos meses. Terminar el secundario, la pandemia de la COVID 19, la incertidumbre de si se podía viajar o no… Fue una montaña rusa emocional.  

A todo esto, tuve una complicación extra. Al entrar a Estados Unidos, tuve un problema en Migraciones y ¡casi me deportan! Y eso que tenía todos los papeles en regla. Finalmente, y gracias a Dios, puede llegar bien al lugar donde serviría por seis meses: el predio adventista de Wewoka Woods, en el Estado de Oklahoma.

Te podría seguir contando cómo fue el viaje, qué me pidieron, cómo me sentía y dar detalles que son importantes en sí. Pero, si te soy sincero, desde que salí de mi casa hasta que llegué al predio solo tenía en mi cabeza dos cosas. 

1-El versículo de Isaías 40:31 que dice: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

2-Una frase que mi mamá me repitió en todo el proceso previo al viaje: “Si Dios quiere, se va a hacer”.

Déjame decirte que fue así, no solo con el viaje hasta el lugar, sino en todo lo que a la experiencia misionera respecta. Dios estaba hasta en el más mínimo detalle, y me daba cuenta de eso.

Disfruté mucho todos esos meses en todos los campamentos, al ayudar en los seminarios con la cocina y la limpieza, coordinar la recreación y los deportes de las iglesias, predicar, hacer actividad misionera y trabajar con la Conferencia (Asociación) de Oklahoma. Asimismo, con el trabajo de mantenimiento del predio, el aprendizaje en cada tarea que me tocaba hacer y las distintas miradas respecto de la resolución de situaciones. Pero, por sobre todo, al notar claramente que en la Iglesia todos tenemos el mismo objetivo, en todos lados: tener una relación directa y cercana con Dios y predicar el evangelio.

Para mí, Wewoka Woods fue especial, porque estaba en el medio del campo. Y, si bien gané mucho al conocer personas increíbles y aprendier del trabajo, lo que conseguí por encima de todo es conocer a mi Creador, saber que estaba conmigo todos los días, hacer de mi tiempo como misionero algo único y valioso y darme una razón más por la cual confiar en él y seguir sus pasos.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2022.

Escrito por Andrew Block, estudiante y misionero argentino en un colegio de Estados Unidos.

¿Cuánto contacto físico es demasiado?

¿Cuánto contacto físico es demasiado?

¿Cuánto contacto físico es demasiado?

Mantener la pureza sexual implica mucho más que la penetración genital.  

Si tuvieras que puntuar hasta dónde has llegado a experimentar las relaciones físicas en una escala que va del 1 al 10, donde 1 representa besos ligeros y 10 representa la consumación del acto sexual, ¿qué puntaje tendrías? Esta puede resultar una pregunta incómoda, y aunque no sabré tu respuesta y no tienes que compartirla públicamente, uso esta consigna como disparador para que puedas reflexionar sobre los alcances de la pureza sexual en la vida afectiva de los cristianos.

En medio de sermones, cultos jóvenes, clases de Biblia, folletos de Escuela Sabática o Club de Conquistadores, crecemos dentro de la iglesia escuchando el consejo de esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales. Sin embargo, no siempre se especifica correctamente qué implica relacionarse sexualmente con otra persona, y desde dónde se comienza a transitar caminos que ponen en peligro la integridad.

Repetidas veces se insta a los jóvenes a ser vírgenes hasta el matrimonio, se recalca la importancia de no usar mal la sexualidad fuera de ese contexto, pero en la actualidad este discurso suena anticuado. ¿Por qué esperar para disfrutar del placer sexual, pudiendo experimentarlo en el noviazgo y sin tener que asumir el compromiso de casarse?

Y, si bien es cierto que, en medio de sermones, libros y consejos, nos sentimos conmovidos ante el llamado a ser puros y deseamos de todo corazón hacer lo correcto, no estamos dispuestos a renunciar a aquellos deseos que nos impiden alcanzar el ideal elevado que Dios nos propone.

En algunos casos, conservar la pureza se confunde con mantener la virginidad; y así, sin darse cuenta, uno puede corromperse sin llegar a ser consciente en el momento, hasta que es demasiado tarde para revertir las consecuencias de ir tan lejos.

Técnicamente, mantener la virginidad requiere evitar la penetración genital. Pero, antes de llegar a esto, se van traspasando los límites físicos: un beso apasionado, una caricia sobre la ropa (y luego por debajo), hasta llegar a practicar la estimulación genital mutua. Y el alivio de la conciencia suele ser que todavía mantienen la virginidad… perdiendo de vista que lo que realmente le importa a Dios es nuestra pureza sexual.

Porque puedes conservar tu virginidad técnicamente y aun así estar destruyendo tu pureza sexual. Aquí llegamos al punto importante: a la parte que define tu integridad.

David, aquel rey que se propuso en su corazón un día ser fiel a su Dios, en un momento comenzó a traspasar los límites de la integridad, al alimentar el placer sexual que le producía ver a una mujer desnuda desde su balcón. Conocemos cómo continúa la historia, pero me interesa, mucho más que hablar de su transgresión, observar la transformación que hubo en él luego de arrepentirse y decidir andar en la rectitud otra vez. En el Salmo 51:10 dice: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”.

Él deseaba vivir en pureza, y para conservarla debía buscar arduamente ser cada vez más limpio, alejarse de la tentación que ponía en riesgo su integridad. Durante la adolescencia y en la juventud, la vida parece muy larga como para tener que detenerse a medir las consecuencias de las acciones, y esto lleva a muchos a situarse en el terreno de la tentación demasiado a menudo, y caen poco a poco en equivocaciones más frecuentes.

Generalmente nos preguntamos qué tanto acercamiento físico podemos tener sin que eso sea contado como un pecado. Esto refleja una imagen equivocada de las leyes divinas, que no están para decirnos qué tan lejos puedo llegar sin transgredir el límite, sino qué tan lejos puedo huir de aquello que impida tener un corazón íntegro. Amar la obediencia no porque sea fácil ni atractiva, sino porque lo único que nos acerca más a la vida plena y abundante que el Señor nos quiere dar es el principio de la integridad.

Sé que generalmente estimamos la pureza muy poco y demasiado tarde, pero en la pureza es donde hallamos una forma armoniosa y plena de tomar decisiones y hallar una vida digna.

Joshua Harris, en Les dije adiós a las citas amorosas, escribió: “La verdadera pureza implica una determinada y persistente búsqueda de lo que es justo y recto. Esta dirección comienza en el corazón y la expresamos por medio de un estilo de vida que huye de toda oportunidad que pueda ser comprometedora”.

El ideal que Dios nos ha propuesto no es imposible o inalcanzable. Es desafiante, pero satisfactorio. Trae bendición y paz. Puede ser que en el pasado hayas cometido errores y tu integridad sexual haya estado corrompida por actos que te avergüenzan en el presente, pero así como David, el anhelo de tu corazón y tu oración puede ser: “Señor, hazme más parecido a ti, ayúdame a huir de la tentación, a evitar cualquier situación que pueda comprometer mi pureza, para conservarme íntegro sin importar lo que tenga que perder para alcanzarlo”. 

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2020.

Escrito por Vicky Fleck, estudiante de Psicología  y miembro de la Iglesia Adventista de Córdoba Centro.

El camino a casa

El camino a casa

El camino a casa

Una separación, un viaje, una estrella… y una gran lección de vida.

Hacía por lo menos dos años que no la veía. La pandemia de coronavirus me había impedido viajar a la Argentina, y desde Inglaterra, donde vivo, es imposible divisarla. 

Por eso, esa noche de verano, bajo el impactante cielo patagónico, me la quedé mirando hasta que me dolió el cuello. Allí estaba, fulgurante, la pequeña constelación que siempre me hace sentir en casa: la Cruz del Sur. Cuando me mudé a Inglaterra supe que muchas cosas iban a cambiar, ¡pero no me imaginé que hasta el cielo nocturno sería diferente! Aunque hay constelaciones que se pueden ver desde ambos hemisferios, hay muchas otras que no; la Cruz del Sur es una de ellas. Por eso, esas manchitas brillantes de luz en el firmamento siempre me indican que llegué a casa. 

Mucho antes de que existiera la brújula o el sistema de posicionamiento global (GPS), la Cruz del Sur ya guiaba a los viajeros. La conocían los indígenas mapuches, los guaraníes, los incas y los araucanos. También la usaban los maoríes para orientarse en altamar con sus canoas. Y, cuando los primeros exploradores europeos cruzaron la línea del Ecuador, notaron que la Estrella del Norte (Polaris) desaparecía bajo la línea del horizonte. Los cielos australes, en cambio, les ofrecían otra forma de orientarse: la Cruz del Sur, la constelación que señala el camino al Polo Sur.

Como todo integrante del Club de Conquistadores sabe, una vez localizada la Cruz del Sur (que se distingue de otras cruces por su proximidad a Alfa Centauro y Beta Centauro), basta con proyectar su brazo más largo hacia abajo, aproximadamente cuatro veces, para encontrar el sur. Una vez obtenido ese punto, podemos transformarnos en “Rosas de los Vientos humanas”. Con la espalda al sur, miramos hacia el norte. Y, si extendemos los brazos, el derecho apuntará hacia el este; y el izquierdo, al oeste. Tomando la Cruz como referencia, sabemos dónde estamos. Y, al extender los brazos, adoptando la forma de la cruz, sabemos hacia dónde vamos. 

Es interesante notar que aquello que usamos como punto de referencia nos moldea a su imagen. Los valores que constituyen los puntos cardinales de nuestra brújula moral determinarán nuestro destino (y también la manera en la que andamos por el camino).

Todo esto es importante por una razón muy simple: tarde o temprano, todos nos desorientamos. Irónicamente, a veces nos perdemos porque hay demasiada “luz artificial”. Las luces artificiales, cuando son usadas en exceso, producen contaminación lumínica: un resplandor que opaca a las estrellas. De la misma manera, por incómodas que sean, las etapas de oscuridad y dolor pueden servirnos mucho. Nos permiten reorientarnos y encontrar la Cruz que marca el camino de regreso a casa. 

Al pasar por etapas de cambio en las que nos sentimos perdidos, recordemos que la misma oscuridad que nos pone al límite es la que hace que las luces artificiales pierdan su encanto. Sin negar la incertidumbre o el miedo que la oscuridad puede traer aparejados, sigamos mirando hacia arriba. Porque es justamente en la oscuridad donde brillan más los amigos fieles y los valores probados por el tiempo, como la integridad, el coraje, la compasión y la empatía. 

Por perdidos que estemos, si aprendemos a reconocer la importancia de los valores que aprendimos en nuestra infancia, siempre podremos encontrar el camino de regreso a casa.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2020.

Escrito por Vanesa Pizzuto, Lic. en Comunicación y escritora. Es argentina, pero vive y trabaja en Londres.