Masturbación: ¿Buena, mala o inofensiva?

Masturbación: ¿Buena, mala o inofensiva?

Masturbación: ¿Buena, mala o inofensiva?

Claves para abordar una práctica muy usual de la que solemos no comprender sus peligros.

Hablar sobre masturbación no es sencillo. Hay muchos mitos y tabúes que se han perpetuado, y que impiden abordar el tema sin culpas o vergüenza.

La masturbación es una práctica sexual que consiste en la autoestimulación de las zonas genitales de tu propio cuerpo (pene/vagina), con el fin de alcanzar placer y experimentar la excitación.

La primera experiencia masturbatoria ocurre en la infancia, cuando un niño va descubriendo su cuerpo. Desde luego, es algo que uno hace involuntariamente. Llegados a la preadolescencia, aparece la masturbación voluntaria. En este momento, la mente ya tiene capacidad de formar ideas eróticas y los pensamientos sexuales provocan excitación. Aquí comienza a experimentarse lo complejo y peligroso de este hábito. A esto se suma la presión social de los pares, que lleva a que un adolescente practique la masturbación para demostrar su virilidad.

Hay muchas controversias acerca de cómo nos afecta o no esta práctica. Años atrás, psicólogos y psiquiatras se reunían con dirigentes religiosos para debatir acerca de si la masturbación es buena, mala o inofensiva. Muchos se preguntaban: “Si es pecado, ¿por qué la Biblia no dice nada al respecto?” “Si es perjudicial, ¿por qué la mayoría de los niños de entre diez y doce años comienzan a masturbarse de manera espontánea, sin premeditarlo, como si fuera parte de su desarrollo sexual?” Por eso, muchas veces se ha pensado que la masturbación es algo normal, naturalizándola y promoviéndola.

No obstante, ¿qué tal si en vez de preguntar si es buena o mala seguimos el consejo de Pablo de 1 Corintios 10:23?: “Todo está permitido, pero no todo es provechoso. Todo está permitido, pero no todo es constructivo”.

Si bien muchos profesionales de la psicología argumentan que la masturbación es la práctica ideal para el autoconocimiento, si nos guiamos por los principios bíblicos, llegamos a la conclusión de que el conocimiento de nosotros mismos no está a la luz del placer, sino a la luz de la Cruz. Hay un engaño muy sutil en esta idea. Experimentar el placer sexual antes de tiempo, a una edad tan prematura, puede obstaculizar el desarrollo de las facultades intelectuales, de la construcción de relaciones interpersonales y el manejo de impulsos.

Cuando nos basamos en el aspecto meramente físico, la masturbación activa circuitos neuronales de placer, disminuye la tensión y la ansiedad, y se convierte en un mecanismo de salida para situaciones problemáticas. Esto parece positivo pero no lo es, ya que el cerebro genera una dependencia de esta conducta. Luego, para lograr los mismos resultados, tendrá que aumentar la frecuencia de la práctica. Así, la persona tendrá un cuadro de compulsión masturbatoria, con posible adicción a la conducta, y un sinnúmero de disfunciones sexuales.

Como si esto fuese poco, la masturbación aumenta el individualismo y fomenta el egoísmo, porque con ella aprendes a disfrutar las fases del acto sexual en soledad, hasta volverse un vicio secreto. Tampoco es el camino para el autoconocimiento: Cristo es el camino para conocerte verdaderamente.

La pregunta correcta que debes hacerte si todavía dudas sobre practicar o no la masturbación es: ¿Cómo afecta esto a mi comunión con Dios y su plan para mi vida? ¿La ennoblece? ¿Permite que yo aprenda lecciones de temperancia, dominio propio y dependencia de Dios en mis momentos de ansiedad?

El Creador ha pautado tiempos para disfrutar de la sexualidad activamente. Ha diseñado que esposo y esposa gocen en conjunto de la sexualidad. Que no tiene como mero y único fin el placer; es un medio por el cual se llega al real objetivo: glorificar a Dios porque su diseño es perfecto, y aprender a servir a mi prójimo, priorizando sus necesidades y deseos por encima de los míos, si es necesario.

Sé sabio, ocúpate de formar un carácter temperante y espera el tiempo correcto para ser sexualmente activo. No se trata solo de no masturbarse porque es pecado; a veces, debes preguntarte si algo te conviene o no.

La mayor conquista de un joven cristiano es la que logra sobre su propio cuerpo y su carácter. Si aprendes a ser temperante sexualmente, y esperas al tiempo correcto y la persona correcta para practicar activamente la sexualidad, sin duda tu dicha futura será mayor, y tu comunión con Dios en el presente será mejor.

¿Realmente vale la pena practicar la masturbación, cuando nos traerá riesgos emocionales, morales, físicos, sociales y espirituales? Recuerda el consejo de Pablo: “Huye de las pasiones de la juventud” (2 Tim. 2:22)

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.

Escrito por Vicky Fleck, estudiante de Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba y miembro de la Iglesia Adventista de Córdoba Centro, Argentina.
@vickyfleck

Pide lo que realmente quieres

Pide lo que realmente quieres

Pide lo que realmente quieres

Tal vez Dios quiera darte exactamente eso que soñabas.

Varios meses atrás, fui al centro de Londres a realizar unos trámites. Como la estación del tren que me lleva a Londres no queda muy lejos de mi casa, monté en mi bicicleta roja y pedaleé hasta allí. Al llegar, la aseguré bien en el estacionamiento para bicicletas de la estación, que es muy moderno y hasta tiene cámaras de seguridad. Pero, ya sabes lo que sucedió, ¿no? Cuando regresé, mi bicicleta se había evaporado… junto con cualquier noción de que “estas cosas no pasan en el primer mundo”. Para colmo, yo acababa de perder mi trabajo en medio de la crisis de la pandemia del coronavirus, y no tenía dinero para una bicicleta nueva.

Llegué a casa agotada, pero entonces sonó el teléfono. Era Douglas, mi “abuelo adoptivo”. En cuanto le conté, me dijo: “Yo te voy a comprar una nueva”. Le agradecí la oferta, pero inmediatamente me sentí culpable y avergonzada, ya que me parecía mal hacerle “malgastar” su dinero en mí. Lo fui postergando durante varios meses, diciéndole que tal vez la policía encontraría mi bicicleta, o que era mejor que compráramos una usada. Finalmente, Douglas dijo: “Mañana vamos a ir a tal negocio a comprar tu bicicleta”.

La noche anterior ingresé al sitio web del negocio y vi una bicicleta hermosa, de estilo antiguo, con asiento de cuero y canasta al frente. Fue amor a primera vista… ¡o al menos hasta que vi el precio! Decidí ir al negocio y no decir nada, pensando que sería más “humilde” permitir que Douglas escogiera la que le pareciera mejor a él. Cuando entramos en el negocio, él sugirió que tomáramos unos minutos para ver todos los modelos. De pronto, Douglas señaló una bicicleta y me dijo: “¡Esa! ¿Te gusta?” Mi corazón dio un vuelco. ¡Era exactamente la que yo quería! Douglas la compró inmediatamente, sin preocuparse en lo más mínimo por el precio.

Debo admitir que, a menudo, trato a Dios de la misma manera. Actúo como si conformarme con menos y tener sueños más prácticos fuera un gran logro espiritual, el pináculo de la humildad. Sin embargo, no atreverse a soñar, o a pedir, no es un acto de humildad, sino de cobardía emocional. El escritor estadounidense John Eldredge lo describe con estas palabras, en su libro The Journey of Desire: “Vivir con deseo es elegir vulnerabilidad en lugar de autoprotección. Admitir lo que queremos y buscar ayuda es todavía más vulnerable. Es un acto de confianza. En otras palabras, aquellos que conocen su deseo y se niegan a dejarlo morir, o a actuar como si no necesitaran ayuda, son los que viven por fe. Los que no piden no confían en Dios lo suficiente como para desear algo”. ¡Soñar y pedir son actos de fe!

¿Qué habría sucedido si Douglas hubiera escogido una bicicleta diferente? A veces cubrimos nuestra cobardía emocional con una pequeña capa de espiritualidad: “Bueno, ¡tal vez esa era la voluntad de Dios!” ¿Y si no lo era? ¿Y si Dios quiere darte exactamente aquello que soñabas, pero preferiste enterrar el talento antes que arriesgarte a perderlo e invertirlo?

Durante todo este proceso, Anne, mi mejor amiga, me decía continuamente: “¡Pide la bicicleta que realmente quieres! Permite que Dios te bendiga a través de quien él crea mejor. No escatimes en sueños”. Tengo mucho que aprender de ella; aunque Anne no siempre recibe lo que pide, ella no siente miedo de pedir. Honramos a Dios cuando soñamos, cuando pedimos, cuando nos acercamos a él realmente vivos, no entumecidos por el cinismo o anestesiados contra toda esperanza. Eldredge reflexiona: “No se ha escrito una sinfonía, escalado una montaña, combatido una injusticia o mantenido vivo un amor, sin deseo. El deseo […] nos salva de cometer suicidio emocional, de sacrificar nuestros corazones en el altar de la conformidad”.

¡Pide lo que realmente quieres! No escatimes en sueños. No te conformes con poco, no mendigues migajas, cuando hay un asiento de honor reservado para ti en la mesa del banquete del Padre. Dios no te llama a una vida fundamentalmente práctica, segura o predecible, sino a una aventura de fe. Confía lo suficiente como para desear y pedir algo de todo corazón. “Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor!” (Sal. 31:24, NTV).

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.

Escrito por Vanesa Pizzuto, Lic. en Comunicación y escritora. Es argentina pero vive y trabaja en Londres.

¡Batería a full!

¡Batería a full!

¡Batería a full!

Si bien el sueño de todos es tener una batería en el celular que nunca se agote, es posible cuidarla para que dure más y funcione mejor.

Hace un tiempo, alguien preguntó en Twitter qué es lo más importante que debería inventarse. Así, bajo el hashtag “Cosas que se deberían inventar”, los usuarios expresaron sus deseos. Hubo respuestas creativas e importantes… y de las otras. Mirando rápidamente esta red social, fue sencillo ver cuáles fueron las tres cosas más solicitadas. En el podio estaban la cura contra el cáncer y una máquina para hacer papas fritas. Pero el puesto número uno se lo llevaba este anhelo: batería de celular infinita.
Sí, a todos nos gustaría que la carga de nuestro teléfono durara todo el tiempo y que nunca se nos acabara. Sin embargo, podemos hacer varias cosas para darle más vida útil a la batería.

Checklist para cuidar mejor la batería de tu celular

  • No esperes hasta que la batería se agote: Carga tu celular cuando la batería llegue a un 10 %. Esperar hasta llegar a 0 % deteriora la vida útil de tu dispositivo.
  • No uses el celular mientras cargas la batería: Tal vez esto no sea siempre factible. Sin embargo, en la medida de nuestras posibilidades, sería bueno hacerlo.
  • Revisar las aplicaciones abiertas en segundo plano: Chequea si aún se están ejecutando en segundo plano, aunque las hayas cerrado. Si esto es así, están consumiendo tu batería.
  • Usa cargadores oficiales de la marca de tu teléfono: No utilices marcas alternativas porque pueden no estar aptos para conducir la energía eléctrica a tu equipo y dañar la batería al provocar una descarga.
  • Ten cuidado con las altas temperaturas: No expongas tu teléfono al calor excesivo, ya que se acorta la vida útil no solo de la batería, sino también de los circuitos y los componentes internos.
  • Investiga: Consulta on line en la página oficial de tu marca para conocer consejos específicos sobre el cuidado de la batería de tu aparato. Incluso, chequea allí si los consejos que brindamos aquí son pertinentes para tu dispositivo.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.

¡Vive tu Biblia!

¡Vive tu Biblia!

¡Vive tu Biblia!

Cómo un libro tan antiguo puede ser relevante para tu vida y ayudarte a solucionar tus problemas actuales.

“El lunes comienzo” es una frase repetida por muchos y en diferentes momentos; especialmente para empezar con hábitos beneficiosos tales como hacer ejercicio, dormir más temprano, hacer dieta… Desde niño la he usado muchas veces; incluso la usamos con mi hermano mellizo para empezar a leer la Biblia. Recuerdo que teníamos ocho años aproximadamente. Desde entonces, teníamos el deseo de ser pastores y sabíamos que era necesario empezar a disfrutar de la lectura de la Biblia.

Ese lunes de comienzo llegó, y empezamos a leer con mucho entusiasmo Génesis 1, luego Génesis 2, y a las tres semanas ya estábamos terminando el primer libro de la Biblia. Pero, como te pudo haber pasado a ti también, siempre nos quedábamos en Éxodo cerca del capítulo 23. Todavía me pregunto si era porque empezaban las distracciones de la infanto-adolescencia o porque realmente no teníamos la motivación correcta. Lo más probable era que no entendiéramos que la Biblia no es un libro más de lectura como una historia o una novela, sino que era necesario dedicar tiempo a entenderla, meditarla y aplicar sus enseñanzas.

Cuando leemos la Biblia por mero formalismo o como un requisito, es muy probable que no produzca en nosotros los conocidos cambios que su lectura, hecha con oración y meditación, han producido en la historia, y es entonces cuando el “furor del comienzo” se va.

Hoy quiero invitarte a comenzar con una “lectura para siempre” de la Biblia, y desafiarte a que su estudio no sea un “requisito” sino una necesidad real de conocer a un Dios que está interesado en tu pasado, tu presente y tu futuro. Y que ha dejado en su Palabra todo lo que necesitamos para vivir de este lado de la Eternidad de la mejor manera.

Razones para empezar

Aunque ya lo sepas (y quizás hace mucho tiempo), hay muy buenas razones para estudiar la Biblia. Es necesario que recordemos algunas de las más importantes antes de iniciar nuestro plan.

1-La Palabra de Dios da dirección a nuestra vida

Todos tenemos algo por seguro: que no tenemos seguridad sobre qué será de nuestro futuro. Generalmente, el futuro es un tema que nos preocupa a todos y nos hace dudar. El miedo también es algo natural en la vida. En la película llamada After Earth, protagonizada por Will Smith y su hijo, hay una frase acerca del miedo que me gusta mucho y dice lo siguiente: “El miedo no es real. El único lugar donde el miedo existe es en nuestras ideas sobre el futuro. Es un producto de nuestra imaginación que nos hace temer a cosas que no hay en el presente, y que tal vez jamás existan”.

2-La Biblia nos ayuda a tener control en medio del descontrol

La lectura de la Biblia contribuye a arreglar las cosas de nuestra vida cuando sentimos que todo está fuera de control. Como dice Salmo 19:8: “Los mandatos del Señor son claros; dan buena percepción para vivir”. En lo personal, he encontrado ayuda y solución a mis problemas en la Biblia. Sinceramente creo que la Biblia es el manual de vida para el ser humano, y es a través de ella como Dios quiere encontrarse con nosotros cada día con el propósito de darnos libertad y sanidad.

3-La Biblia nos ayuda a saber lo que en realidad hay en nuestro corazón

La Palabra de Dios deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos; no hay nada que podamos ocultar a la luz de la Palabra de Dios (Heb. 4:12). Según la Biblia, no hay nada más engañoso que el corazón (Jer. 17:9); pero afortunadamente, al estudiarla, podremos conocer qué hay realmente dentro de nosotros. Hay un espacio en nuestros corazones que solamente Dios puede llenar. Y, mientras no lo llenemos con él, pasaremos buscando cómo completarlo con cualquier otra cosa o persona. Sin embargo, Dios mismo es el único que nos podrá satisfacer esa necesidad.

4-La Biblia nos ayuda a encontrar esperanza

Vivimos en un mundo conectado. La gran mayoría de nosotros tiene fácil y rápido acceso a cualquier tipo de información. Lamentablemente, no toda esa información es esperanzadora; de hecho, hoy más que nunca se observan trastornos de ansiedad y depresión en personas cada vez más jóvenes. Las promesas que Dios hace a nuestra vida a través de su Palabra son muchísimas. Al aferrarnos de esas promesas en un mundo caótico y aparentemente sin esperanza, podremos vivir esta vida con sentido, e incluso con entusiasmo. La mayor esperanza de todo creyente en Jesucristo es creer que Jesús murió por nosotros; que gracias a él encontramos perdón, y gracias a ese perdón tenemos entrada al cielo, incluso después de la muerte.
Podríamos mencionar muchos beneficios más; pero en medio de un mundo sin dirección, que nos lleva a perder el control, que nos invita a buscar en nosotros el poder y nos motiva a vivir el aquí y el ahora porque aparentemente no hay un futuro esperanzador, estas razones nos deberían llevar a decidirnos por un plan de lectura y estudio de la Biblia.

Elige una nueva experiencia con la Biblia

Una de las causas por las cuales fallamos al leer nuestras Biblias es que no sabemos por dónde empezar. ¿Comienzo por el principio? ¿Qué pasará cuando llegue a Levítico? ¿Tendré que empezar desde Génesis y seguir el orden hasta Apocalipsis?
Seguir un plan de lectura nos mantiene encauzados y leyendo con un propósito. Pero, como cualquier otro hábito, estudiar la Biblia puede volverse rutinario al punto de que nuestra lectura no se vuelva provechosa. Por eso, es bueno ir alternando los planes de lectura.

Por supuesto, para cada plan necesitamos disciplina. Esta es parte esencial de nuestra vida cristiana, pero debemos recordar que siempre debe ser motivada por nuestro amor a Dios, y no por obligación o sentimientos como la culpa y la vergüenza.

Por eso, hoy es el momento de entender que necesitamos empezar cada día de nuestra vida con un contacto real con la Palabra de Dios, y que para esto necesitamos un plan que se ajuste a nuestra necesidad y realidad actuales.

¿Ya tienes un plan de lectura de la Biblia? Me gustaría presentarte algunos, pero antes debes tener en cuenta los siguientes consejos:

1-Debes apartar un tiempo específico, idealmente iniciando el día. Considera ese momento como una cita con Dios y sé fiel a esa cita (¡Él siempre estará allí!) No importa cómo te sientas, lee la Biblia todos los días. Esta siempre tiene un mensaje para toda situación.

2-Estudia poniendo toda tu atención, sin dejarte apresurar por las limitaciones del tiempo que hayas escogido. Sumérgete profundamente en el texto y permite que las personas, los acontecimientos y las enseñanzas se conviertan en algo vivo.

3-Utiliza herramientas de ayuda como, por ejemplo, comentarios, concordancias, diccionarios bíblicos y mapas (hay muy buenos en papel y también on line). Estos materiales enriquecerán el estudio, pero no permitas que ocupen el lugar que le corresponde a la Biblia.

4-No te preocupes si no entiendes algunos pasajes. Generalmente, al continuar leyendo o consultando materiales de ayuda, el panorama se aclara. Incluso los teólogos siguen debatiendo el significado de ciertas declaraciones y eventos de la Biblia. Deja que el Espíritu Santo te guíe a un mejor y más profundo entendimiento de Dios y de su Palabra.

5-Léela con oración. Recuerda que la Biblia es el único libro que siempre que lo leemos lo hacemos en presencia del Autor.

Sin lugar a dudas, leer y estudiar la Biblia te desafiará al máximo y cambiará tu vida. Ahora basta con elegir un plan que se adapte a tus tiempos, gustos, conocimientos previos y preferencias.
Aquí te presento algunos de los planes que más me gustan:

 

“Dios, que está interesado en tu pasado, tu presente y tu futuro, ha dejado en su Palabra todo lo que necesitas para vivir mejor”.

Proyecto Reavivados por su Palabra

Desde el año 2012, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día nació la iniciativa de ofrecer a las personas un plan de lectura bíblica que sea dinámico, comprometido y en equipo. Por esta razón, se planteó el proyecto Reavivados por su Palabra, que tiene como objetivo incentivar la lectura diaria de un capítulo de la Biblia comenzando en Génesis y terminando en Apocalipsis.

Lo importante de este plan no es la lectura mecánica “para cumplir”, sino que es aprovechar la brevedad del capítulo para reflexionar y anotar tus conclusiones diarias.

El proyecto motiva a todos los participantes en el mundo a compartir en sus redes sociales los versículos preferidos del día con una frase, imagen, video, etc., que resuma lo leído utilizando la etiqueta (hashtag) #rpsp.

Alterna libros del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento

A veces pensamos que el Antiguo Testamento (salvo Salmos, Proverbios y algunos libros históricos) no es tan interesante. No es así. Cada libro de la Biblia tiene una manera de presentarnos a Dios en la historia. Recuerdo que, en mis años de alumno de Teología, me interesé por la lectura y el estudio de los libros proféticos del Antiguo Testamento. Fue apasionante cuando empecé a entender lo relevantes que son para entender el contexto social, político y espiritual antes de la primera venida de Jesús. Alternar libros es una manera de asegurar que veamos el cuadro completo y de estudiar la Biblia en su totalidad. Por ejemplo, cuando estás leyendo sobre la vida de Jesús, puedes buscar las referencias mesiánicas que aparecen en el Antiguo Testamento.

Estudia un tema o un personaje específico de la Biblia

Si hay un tema o un personaje del cual quieres aprender más, puedes elaborar tu propio plan de estudio bíblico. Usa una concordancia bíblica y busca por tema o personaje, y mira en qué partes de la Biblia puedes aprender más sobre eso. Puedes elegir un color para marcar todas las referencias de los diferentes temas con un color especial. ¡Te sorprenderás de la unidad de pensamiento de la revelación que fue dada por aproximadamente mil seiscientos años!

 

“La lectura de la Biblia contribuye a solucionar las cosas de nuestra vida cuando sentimos que todo está fuera de control”.

Lee la Biblia cronológicamente

Usar este plan ayudará a refrescar tu perspectiva sobre los acontecimientos de la Biblia, pues está acomodada según sucedieron los eventos. Recuerda que no toda la Biblia está compilada en orden cronológico, ya que hay libros cuyos acontecimientos son simultáneos. Cada libro puede agregar algún elemento extra que otorgue un nuevo detalle que te haga comprender mejor la historia bíblica (Por ejemplo, 2 Rey. 18:13-19:37 con 2 Crón. 32:1-19). En algunas versiones, aparecen bajo el título o subtítulo del capítulo las referencias similares.

También hay algunas herramientas que pueden enriquecer tu plan:

Codifica tu lectura

Codificar es asignar un significado a un color de marcador, según lo que quieras resaltar en tu lectura. Algunas ideas son: el carácter de Dios (azul); sus promesas (verde); sus mandatos (amarillo); etc. Lo bueno de codificar es que ¡lo defines a tu gusto!, ayudándote a mantener tu ojo alerta a esas cosas que quieres remarcar, y así serán más fáciles de alcanzar de un solo vistazo.

Profundiza más

Analiza los versículos sobresalientes para ti. Cuando alguno te llama la atención, seguramente hay algo que Dios quiere mostrarte a través de él. ¡Descúbrelo! Indaga en el trasfondo histórico, estudia las referencias bíblicas, o lee diferentes versiones del mismo versículo.

Estudiar la Biblia es ir a un mundo desconocido, explorar una cultura extraña, descubrir misterios encubiertos y sacar a la luz un tesoro espiritual oculto en las profundidades del terreno cultural del mundo antiguo.
Puedes realizar muchas preguntas al autor sobre lo que está escribiendo: “¿A quién le escribió ese mensaje? ¿En qué contexto fue?” “¿Qué habrán pensado los receptores al recibir el mensaje?” “¿Dónde quedaban los lugares mencionados?”, etc. Para esto, los comentarios bíblicos son ideales.

Cuando te introduces en la vida del autor y de los receptores directos del mensaje, el texto toma un sentido extraordinario. Lo más interesante es que puedes encontrar similitudes con tu vida actual y aplicar el texto a tu vida cotidiana.

Hazte preguntas

Esta herramienta seguramente no es un invento exclusivamente mío; probablemente sean muchos los que la apliquen en el estudio de la Palabra. Es muy sencilla, y consiste en hacerse estas cinco (o si quieres más) preguntas sobre lo leído con cualquier plan de lectura que elijas seguir:

*¿Qué aprendo sobre Dios?

*¿Qué aprendo sobre el personaje?

*¿Cuál es el mensaje para mí?

*¿Qué debo hacer al respecto?

*¿Con quién voy a compartir lo aprendido?

Toma notas o cambia tu manera de hacerlo

Al crear contenido para sermones o redes sociales, es muy importante anotar las ideas que vienen a tu mente al leer el texto. De paso, nuestra forma de tomar notas puede variar con el tiempo. Te dejo algunas sugerencias:

*Toma nota de lo que te llamó la atención en la lectura.

*Usa encabezados para diferentes secciones (versículos relevantes, reflexión, oración, etc.)

*Usa colores para resaltar tus notas (sea bolígrafos, lápices o marcadores).

Incorpora el arte

Dibujar, pintar, colorear, pegar stickers, etc., son maneras creativas de estudiar la Biblia, siempre y cuando sea algo que disfrutes. A mí me encanta, pero no siempre lo hago elaboradamente. Uso diferentes colores, pues son una manera rápida de decorar versículos y resaltar secciones que me faciliten encontrar estas referencias en el futuro. El lettering bíblico es una práctica que se usa mucho en la actualidad. Puedes encontrar muchas ideas interesantes como estas en las redes sociales.

 

“El verdadero reavivamiento en la juventud no vendrá a través de música más moderna ni de programas más actualizados, sino a través del contacto diario con la Biblia”.

¡Basta de teoría!

Leer y estudiar la Biblia es una experiencia muy especial. Pasar tiempo a solas con el Creador, descubriendo su plan a lo largo de la historia, y en tu presente y en tu futuro, sin lugar a dudas es lo más gratificante para un ser humano.

El verdadero reavivamiento en la juventud no vendrá a través de música más moderna ni a través de programas más actualizados, sino por medio de la transformación de cada uno en su contacto diario con la Palabra de Dios.

Hoy quiero invitarte a elegir tu plan y seguirlo sin importar las pruebas o las dificultades que puedan venir. Oro para que la próxima vez que suene tu alarma de reloj a la mañana recuerdes que tienes una cita con el Dios del Universo, con ese Amigo incondicional que ha diseñado para ti un futuro maravilloso y que te hará vivir cada día con una sensación de bienestar inigualable.

Si algunos de estos planes han llamado tu atención o has elegido empezar alguno, déjamelo saber en mi cuenta de Instagram @PrDanielCayrus, para conocer tu experiencia y cómo has adaptado eso a tu vida, y así crecer juntos.
Recuerda que “como comienzas tu día es como vives tu día; y como vives tu día es como vives tu vida”.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.

Escrito por  Daniel Cayrus, pastor en Caleta Olivia (Santa Cruz, Argentina). Ha realizado un MBA de Liderazgo en Nuevas Generaciones y comparte a Jesús a través de sus redes sociales. Es conductor del programa de YouTube “Sábado Play”
@prdanielcayrus

Más rico que Elon Musk

Más rico que Elon Musk

Más rico que Elon Musk

“Las oportunidades son como los autobuses; siempre están llegando” (Richard Branson).

¿Has escuchado hablar de Elon Musk? Seguramente, sí. No cabe duda de que este emprendedor y físico sudafricano es uno de los hombres del momento. En su currículum, podemos observar emprendimientos realmente espectaculares y audaces, como PayPal, Tesla Motors, SpaceX, Hyperloop, Solar City, Nerualink y OpenAI. En enero de 2021, su fortuna se estimaba en 187.000 millones de dólares, lo que lo convirtió en la persona más rica del mundo, con lo que superó a Jeff Bezos, fundador de Amazon.
Si bien todos los logros de este empresario son notables, se ha vuelto más conocido por su marcada obsesión con los viajes espaciales. “Queremos que las novelas y las películas de ciencia ficción se hagan realidad”, declaró este hombre cuyo sueño es vivir en Marte y desarrollar el turismo espacial.

Sin embargo, meses atrás este arquitecto del futuro aseguró que ninguno de sus numerosos y extraordinarios logros lo hacen feliz; incluso su dinero no lo logra. Partícipe de una difícil y solitaria infancia en Pretoria, con un padre terrible y abusivo, y expuesto al bullying constante de sus compañeros de escuela (una vez terminó hospitalizado cuando sus acosadores lo empujaron por una escalera), Elon decidió algo en su vida: no estaría solo nunca. Por eso, en 2017 declaró: “Nunca podré ser feliz si no tengo a alguien. Irme a dormir solo me mata. Pero no me gustan las relaciones de una noche. Estoy siempre en busca de mi alma gemela”.

Elon Musk no quiere estar solo y quiere viajar al espacio. ¡Qué coincidencia con el plan divino!

Cuando Dios nos creó, nos diseñó para vivir en compañía, no en soledad. Por eso, necesitamos nuestra familia, nuestros amigos, nuestra/o novia/o o esposa/o. En este planeta, lo más angustiante y agobiante que puede haber es la soledad. La sufre hasta el hombre más rico del mundo. No lo dudes: el pecado siempre te separa. No solo de todas las cosas buenas, sino también de las buenas personas. Pero Dios quiere acercarse a ti hoy y salvarte (Isa. 59:1, 2).

Cuando Dios nos creó, nos hizo para vivir siempre con él en un lugar sublime. El pecado también fue la causa de la expulsión de Adán y de Eva del Edén; pero la promesa maravillosa es que Jesús prometió volver para llevarnos con él al cielo para siempre (Juan 14:1-3).

Acepta hoy la compañía de Dios en tu vida, y cree en sus promesas. Serás más rico que Elon Musk.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.

Escrito por Pablo Ale, pastor, periodista y director de Conexión 2.0.