Ilustrar en el s. XXI

Ilustrar en el s. XXI

Ilustrar en el s. XXI

¡Hola! Mi nombre es Mauro, tengo 27 años y soy ilustrador digital. Algo parecido a un “dibujante”, pero del siglo XXI… Déjame que te explique. La ilustración digital hoy se realiza prácticamente por completo en computadoras, utilizando tabletas gráficas y monitores táctiles, gracias a las maravillas de la tecnología y del “ctrl+z”.

Pero, no empecé dibujando sobre pantallas y tabletas… no, señor; como todo artista, empecé con lápices y papeles, dibujando personitas desproporcionadas y paisajes con horrible y caótica perspectiva (hoy son solo menos desproporcionados y caóticos).

Desde chico me apasionó dibujar, crear mis propias tiras cómicas, diseñar mis propios personajes con nombres y personalidad. ¿Quizás alguno tendría una mascota que lleve a todas partes en su gorra? ¡Definitivamente, alguno de ellos sería skater experto como Tony Hawk! Siempre usarían ropa cool (o al menos lo que pasaba por cool en los ‘90).

Es que las posibilidades creativas no tienen límites en el reino de la ilustración y el diseño. Puedes hacer lo que quieras, ser quien quieras y vivir donde quieras. Tuve la buena fortuna de ser patrocinado en mi pasión por mi tía Vero, que guardó y atesoró cada creación mía, por más aberrantes y rústicas que fueran; por mi tía Elbita, que en su casa desplegaba (sin escatimar) todo el arsenal de papeles y lápices siempre que pintaba dibujar alguna tarde; y por mis padres, que nunca dejaron de apoyarme e incentivarme en este hobby. Ah, no podría olvidarme de mi preceptora “Feli”, que siempre indultaba mi arte rupestre sobre la mesa del colegio. A todos ellos, voy a estarles eternamente agradecido.

The legend of Zelda

Nunca guardes tu hobby en un cajón para olvidarlo, no importa cual sea, porque tu hobby siempre va a ser eso que te hace feliz hacer, y lo que define tu personalidad.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2019.

Escrito por Mauro Perasso, diseñador gráfico e ilustrador.

La vida es una canción

La vida es una canción

La vida es una canción

Son mellizas y les encanta viajar y hacer canciones. Entre otras composiciones, son las autoras del canto lema del último Camporí Sudamericano de Conquistadores.

“La vida es una canción…”, nos decíamos mientras sonreíamos mirando por la ventana del avión, y tarareábamos probando melodías en uno de los tantos viajes inspiradores que hicimos juntas.

Servir a Dios es un privilegio, y cuando aprendemos a trabajar conforme a lo que él pide, todo va ocurriendo espontáneamente.

Muchos nos preguntan cómo empezamos a componer. Les contamos que siempre que nos sentamos a hacerlo, ya estamos dando el segundo paso, porque una vez que tenemos en mente el lema del evento o el tema específico, el primer paso es la iluminación que Dios nos da. Generalmente esto ocurre cuando estamos fuera del ambiente rutinario, en un momento tranquilo; es decir, cuando Dios decide, ya que desde el primer momento en que sentimos el desafío de componer siempre oramos pidiendo la dirección de Dios para que todo sea conforme a su voluntad, para que sea él quien ponga las palabras y las melodías en nuestra mente y corazón.

Nuestra mamá y nuestro abuelo cantaban en conjuntos y en coros de la iglesia. Ella siempre nos cuenta que ya desde que estaba embarazada de nosotras nos cantaba, nos ponía música y oraba para que Dios nos use y seamos sus instrumentos. Desde pequeñas nos gustó la música. Mamá no tuvo la oportunidad de llevarnos a participar de algún conservatorio musical, pero siempre nos inscribió en los coros infantiles de la escuela, colegio e iglesia.

Cuando empezamos a componer teníamos doce años. En muchas ocasiones nos planificamos horarios y días, con el objetivo de terminar la composición, pero no lográbamos hacerlo. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que, para cada composición, Dios tiene “su tiempo”. Es un trabajo conjunto: él y nosotras.

Una vez que eso ocurre, buscamos plasmar todo en un papel y trabajar sobre una lluvia de ideas basadas en el mensaje central, en el título de la canción, en la rima por verso, en la estrofa y, finalmente, continuamos probando melodías, pues todo debe encajar y combinar.

Recordamos que la mayor aventura que tuvimos viajando fue en Perú, donde nos desafiamos a realizar una travesía de diez días entre caminatas, cuatrimotos, kayaks y montañas de colores hasta llegar, finalmente, a las ruinas del Machu Picchu. Y fue en ese viaje donde Dios nos impresionó para componer la canción lema para el V Camporí Sudamericano de Conquistadores: “La mejor aventura”.

Cuando permitimos que Dios nos guíe, logramos conocer al mejor Compositor de nuestra vida. De allí que siempre recordemos una de las frases que nos representan: “La vida es una canción”. Y tú, ¿ya permitiste que Dios componga la tuya?

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del … trimestre de 2019.

Escrito por Ivana, administradora de empresas y Melissa, psicopedagoga. Desde Asunción, Paraguay.

HeyN!

HeyN!

HeyN!

Hey! Soy Nelson. Soy diseñador gráfico y aparte también me dedico a realizar algo que me apasiona: el lettering (sí, soy un letrista). ¡Que palabra tan de moda, y a veces poco conocida! ¿Te suena?

Por si nunca escuchaste de esta actividad, te comento que el lettering es el arte de dibujar letras con el apoyo de técnicas caligráficas (el escribir utilizando plumas, pinceles y otros elementos con un método determinado). Entonces, te puedo decir que una cosa es escribir un apunte, con la rapidez que eso conlleva, escribir una cartulina, una pared, o en la computadora, y otra muy distinta es hacer lettering.

Ahora, te puedes preguntar: ¿Dónde comenzó esta pasión? Se remonta a muchos años atrás. De pequeño, mi familia me decía que tenía una afición por los lápices, y dibujaba letras en distintos modos y formatos, prácticamente en cualquier lugar: un folleto, una hoja suelta, una carpeta, una Biblia, o un himnario. Aparte, adornaba las letras grandes llenándolas de filetes (¡pobres libros!).

Apenas terminé el secundario, arranqué la Universidad y, estudiando, fui en busca de mi real y verdadera vocación (hablé con varios profesionales e hice algún test vocacionales). Dejé lo que estaba estudiando y me aboqué al Diseño Gráfico, porque me di cuenta de que lo artístico pesa mucho más que una carrera de ciencias exactas. Cuando comencé las primeras materias de la carrera de Diseño, me sentía raro, hasta que me tocaron materias de tipografía, y ahí dije: “¡Esto es lo mío!”

Peque Pic: Fotografía de bebés

Peque Pic: Fotografía de bebés

Peque Pic: Fotografía de bebés

Soy Andrea y me apasiona la fotografía. Soy fotógrafa full time. Me especializo en una rama muy chiquitita, que son los recién nacidos ¿Raro, no? Sacar fotos a bebés es una actividad que surgió en los Estados Unidos y se fue expandiendo a todo el mundo hasta llegar a la Argentina, donde está en pleno auge. Se trata de retratar a los bebés en todo un contexto tierno, estético y diseñado para cada bebé. Se realiza durante sus primeros quince días de vida, cuando todavía conservan la flexibilidad que tenían en el vientre y toda la ternura, paz y gestos de sus primeros días. Realmente crecen por minuto, y poder congelar estas imágenes para las familias es mi mayor satisfacción. Pero, hagamos una pausa. Primero les quiero contar de dónde apareció esto en mi vida y cómo de golpe dije: “Quiero ser fotógrafa de recién nacidos”. Todo empezó en el último año de secundaria. Yo estaba segura de que quería ser neonatóloga, pero no me interesa ser médica; quería solo ser neonatóloga. Siempre me encantaron los recién nacidos y me imaginaba trabajando con ellos. En un viaje que hice a la casa de mi tía, que es neonatóloga, ella me llevó a sus rondas y guardias para ver si realmente era lo que yo quería ser. Y mi sorpresa fue que no era lo que esperaba, y no me imaginaba trabajando de eso. Volví de aquel viaje y no supe qué estudiar. Me tomé un año y… finalmente estudié otra carrera que me gusta mucho: Diseño Gráfico. Terminé esta carrera y, cuando ya estaba  trabajando como diseñadora, descubrí el mundo de las fotos a los recién nacidos. La fotografía siempre había sido un hobby que me gustaba mucho, pero nunca lo asocié con una profesión que pudiera darme una manera de ganarme la vida. Una vez que conocí este mundo, me enamoré y sabía que eso era lo que quería hacer. Unía perfectamente mis grandes amores: los recién nacidos, el diseño gráfico y la fotografía. Ahora me dedico a retratar un pedacito de historia de cada familia y bebito, y a su vez desarrollo mi creatividad en cada sesión. No puedo pedir más. Desde que supe que quería ser esto puse todo de mí, cada peso, sudor y mucho esfuerzo para poder llegar a donde estoy y poder seguir creciendo. Realmente soy capaz de decir: “No trabajo ningún día de mi vida, porque amo lo que hago”.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del primer trimestre de 2019. Escrito por Andrea Olmedo Nissen, diseñadora gráfica y fotógrafa.