Ideas para trabajar Conexión 2T 2021

Ideas para trabajar Conexión 2T 2021

La revista es una buena alternativa que los docentes pueden utilizar para trabajar en clases con sus alumnos. De cada edición impresa se pueden extraer lecciones que impactarán la vida de los adolescentes y jóvenes. Compartimos ideas y proyectos para trabajar con la revista impresa del segundo trimestre de 2021.

Objetivos

  • Analizar los temas presentados, sea de manera individual como grupal, estableciendo grupos cooperativos para el intercambio de opiniones y la elaboración de conclusiones que potencien el crecimiento personal de cada uno de los estudiantes.
  • Tomar actitudes resilientes frente a las dificultades que puedan presentarse en la vida teniendo en cuenta la guía y dirección de Dios.
  • Reconocer que en la Palabra de Dios hallamos sabiduría para conducirnos correctamente en la vida.
  • Valorarnos como verdaderos hijos de Dios, amados por él y llamados a servir a los demás con amor fraternal.
¿Para qué ir a la iglesia si igual sigo pecando?

¿Para qué ir a la iglesia si igual sigo pecando?

¿Para qué ir a la iglesia si igual sigo pecando?

Tus errores, aun los más terribles, tienen solución en Jesús.

Había crecido en la iglesia y se había graduado de un colegio adventista. Con sus luchas y sus idas y vueltas por la vida, un día terminamos sentados en la oficina para hablar. Ella tenía varias preguntas sin respuesta: ¿Qué pasa si peco después de bautizarme? Para salvarme, ¿necesito vivir sin pecar nunca? ¿Hay que ser perfecto? Cualquiera que mire honestamente su vida, verá caídas, fracasos y pecado cada día. ¿Cómo mantener, entonces, la esperanza en nuestra salvación? ¿Cómo no caer y darse por vencidos?

Lo que necesitamos entender como base son dos conceptos:

1- ¿Qué es el pecado y qué es ser pecador?

Cuando pensamos en el pecado y queremos definirlo, terminamos hablando de acciones como matar, robar o mentir. Esto no es incorrecto, desde luego. La Biblia nos dice que el pecado es infringir la ley de Dios (1 Juan 3:4), ya sea en actos o pensamientos (Mat. 5:21-22, 27-28). Pero con este enfoque corremos el riesgo de creer que son estas acciones o pensamientos pecaminosos los que nos hacen pecadores. Razonando así, si dejásemos de realizar aquellas acciones, entonces dejaríamos de ser pecadores y seríamos perfectos.

¿Recuerdas al llamado “joven rico” que aparece en la Biblia? Él le dijo a Jesús que había guardado todos los mandamientos desde su juventud (Mar. 10:17-30). También está la parábola del fariseo que subió a orar al templo y agradecía porque él no era como el publicano, sino que oraba y ayunaba (Luc. 18:9-14). Pablo mismo, al mencionar su pasado, escribió que “si alguien pudiera confiar en sus propios esfuerzos, ese sería yo”, “¡un verdadero hebreo como no ha habido otro! Fui miembro de los fariseos, quienes exigen la obediencia más estricta a la ley judía […] en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra” (Fil. 3:4-6, NTV). Pero con el tiempo descubrió que esos eran los frutos del pecado, y que el problema real del pecado es la naturaleza pecaminosa con la que nacemos (Sal. 51:5; Isa. 59:2).

Soy pecador y, como resultado, realizo acciones pecaminosas. Un manzano da manzanas, no peras. Por eso Jesús le dijo a Nicodemo que para ir al cielo es necesario “nacer de nuevo” (Juan 3:5-7). A la hora de enfrentar el pecado, el ser humano no tiene solución por sí solo (Jer. 2:22; 13:23).

La confesión de Romanos 7:15 al 25 (NTV) es muy significativa (y cercana a nuestra vivencia). Relata Pablo: “Realmente no me entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto, pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio… Yo sé que, en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago… He descubierto el siguiente principio de vida: que cuando quiero hacer lo que es correcto, no puedo evitar hacer el mal […] Amo la ley de Dios con todo mi corazón, pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí. ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte? ¡Gracias a Dios! La respuesta está en Jesucristo nuestro Señor”.

2- ¿Cómo somos salvos?

Hay una realidad en la Biblia: el pecado da como resultado la muerte y, dado que todos pecamos, todos estamos condenados a morir (Rom. 6:23; 3:23). Pero a esta realidad nefasta se le suma otra, muy esperanzadora: “Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Por eso, para salvarnos, Jesús vino a este mundo. Él nació y venció al pecado en cada etapa (Heb. 4:15). Ganó así el derecho a la vida eterna, el Cielo y todas las bendiciones de Dios.

La paga del pecado es la muerte, pero “el don gratuito de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús” (Rom. 6:23; 3:24). En el momento en que le entrego mi vida a Jesús, le pido que me perdone y sea mi Abogado ante el Padre, él se convierte en mi representante ante Dios (1 Tim. 2:5). Es la garantía de nuestra salvación, y nos invita a permanecer en él cada día como la única forma de poder vencer nuestra naturaleza pecaminosa y desarrollar en su lugar una nueva naturaleza (Juan 15:4-6; Jud. 24, 25; 1 Cor. 10:13).

La vida cristiana no carece de pruebas. Tenemos tentaciones y caídas. No obstante, si pecamos, no estamos condenados. Solo tenemos que volver a confesar nuestros pecados y seguir adelante, confiando en Jesús (1 Juan 2:1). Hay que recordar que él no solo es quien nos salva, sino también quien nos santifica (1 Cor. 1:30). Si mantenemos nuestros ojos fijos en Jesús (Heb. 12:1-2), y dedicamos tiempo cada día a aprender más de él, seremos transformados a su imagen (2 Cor. 3:18). Entonces, no vamos a correr tras una perfección humana ni vivir con desesperación y temor, porque confiamos en que “nuestro Dios, es un Dios que salva” (Sal. 68:20). Vamos a ir a la iglesia para encontrarnos y para adorar a este Dios de amor, que nos perdona y nos transforma cada día.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.

Escrito por Santiago Fornés, Lic. en Teología y capellán en el Instituto Adventista de Mar del Plata, Argentina.

Melbourne 1956

Melbourne 1956

Melbourne 1956

Recordados como los “Juegos de la amistad”, encendieron por primera vez la llama olímpica en el hemisferio sur.

Conocidos como los Juegos de la XVI Olimpiada, los Juegos Olímpicos (JJ.00.) de 1956 se celebraron en Melbourne (Australia) entre el 22 de noviembre y el 8 de diciembre. Esta era la primera vez que dicha competencia deportiva tenía lugar en un país del hemisferio sur. Participaron un total de 3155 atletas (2791 hombres y 364 mujeres) que representaban a 67 naciones.
La Unión Soviética fue la ganadora de más preseas (98), y superó por primera vez en el medallero a Estados Unidos (74). También se destacó el desempeño de Australia, tercera clasificada, que triplicó el número de preseas conseguidas en Helsinki 1952.

Las innovaciones tecnológicas también tuvieron un papel destacado en esta edición, con el florete eléctrico en esgrima y la medición del tiempo con cronómetro digital semiautomático en las pruebas acuáticas.

Una bandera olímpica

A solo un mes de la inauguración, los Juegos se vieron salpicados por tres boicots, todos por razones políticas. Esto redujo el número de participantes. La Guerra de Suez, la represión de la revolución húngara y los problemas en China fueron responsables de que varias naciones no participaran de la competencia.

No obstante, en la clausura se produjo un hecho histórico: unos 500 atletas marcharon juntos en un solo grupo bajo la bandera olímpica. Por esta razón, fueron apodados los “Juegos de la amistad”. El impulsor de esta medida fue un joven australiano de origen chino, John Ian Wing, que escribió una carta anónima al presidente del Comité Organizador, Wilfrid Kent Hughes.​

¡El único en dos continentes!

Estos Juegos fueron los primeros que tuvieron lugar en dos continentes distintos. Las pruebas de equitación no se celebraron en Australia, sino en Estocolmo (Suecia), a más de 15.000 kilómetros de distancia y seis meses antes (entre el 11 y el 17 de junio). La razón fue que en aquella época existía una estricta cuarentena de seis meses sobre los caballos, por temor a un brote de fiebre aftosa que se había producido unos años antes.

El Comité Olímpico Internacional encontró una solución al designar una sede alternativa en otro país. Esto significaba una violación de la Carta Olímpica, que dispone la unidad de un lugar, pero se realizó para no eliminar a la equitación de la lista de deportes olímpicos. En la 50º Sesión del COI, celebrada en Atenas el 13 de mayo de 1954, se designó a Estocolmo como subsede.

Al contrario de lo que se cree, los Juegos de 1956 no fueron los primeros con eventos en dos países distintos. En los JJ.OO. de 1920 en Amberes (Bélgica), algunas pruebas de vela se hicieron en Ámsterdam (Países Bajos).

Una constelación de estrellas

Si nos centramos en deportistas destacados, sin duda la australiana Betty Curhbert acapara la atención. La joven de tan solo 18 años fue la gran heroína de la edición al obtener tres oros en atletismo (en 100 metros, 200 metros y una plusmarca mundial en el relevo de 4×100). Junto a ella también se destacó su compatriota Shirley Strickland, quien revalidó el oro que había obtenido en Helsinki 1952 en los 80 metros vallas.

Vladimir Kuts fue fundamental en el gran papel de la Unión Soviética en estos juegos; venció en los 5.000 y 10.000 metros con récord olímpico en ambos. Además, Lonid Spirn logró la victoria en 20 kilómetros marcha.

El amor también estuvo presente en Melbourne 1956, con la relación iniciada entre la lanzadora de discos checoslovaca Olga Fikotova y el lanzador de martillo norteamericano Halord Connolly. Su historia de amor en plena Guerra Fría ocupó portadas de periódicos y llevó a la boda de ambos en Praga.

Otro atleta digno de mencionar es el norteamericano Bobby Morrow, conocido como la “flecha blanca”. Él obtuvo tres medallas de oro en los 100 metros, 200 metros y relevos de 4×100 metros.

La natación fue el deporte que más alegrías le dio a Australia: 14 medallas (ocho de ellas de oro). El gran medallista en natación fue Murray Rose, con tres oros.

La nota negativa llegó con el incidente protagonizado por la URSS y Hungría en la semifinal de waterpolo. Debido a la ocupación de Budapest, este partido despertaba un fuerte interés mediático y acabó de una manera que empañó la edición.

Los húngaros iban ganando 4-0 cuando pocos minutos antes del final uno de sus jugadores recibió un puñetazo que le abrió la ceja. La sangre que desprendía el deportista húngaro hizo que el agua de la piscina adquiriera un color rojizo. Parte del público se lanzó a la piscina y el encuentro terminó con la intervención de la policía.

Dentro de los hitos deportivos de Melbourne 1956, no podemos olvidar al francés Alain Mimoun, quien obtuvo el oro en la prueba de maratón en una de las ediciones más duras de la historia, por las altas temperaturas. Muchos atletas tuvieron que desistir, y su gran contrincante, Emil Zatopek, llegó en sexto lugar.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.

Escrito por Por Leo Ottín Pechio, Lic. en Educación Física y Guardavidas Profesional.

La capital de tu cuerpo

La capital de tu cuerpo

La capital de tu cuerpo

Todos tenemos una sede de gobierno que debemos proteger, cultivar y mantener pura. Porque vivir bien es también cuidar tu mente.

La Organización de las Naciones Unidas reconoce 194 países en el mundo. Cada uno de ellos tiene su ciudad capital. ¿Cuántas capitales del mundo conoces? ¿Sabes la historia de cada una de ellas? ¿Conoces detalles curiosos?

Por ejemplo, ¿sabías que el verdadero nombre de Bangkok (capital de Tailandia) es Krung Thep mahanakhon amon rattanakosin mahintara ayuthaya mahadilok phop noppharat ratchathani burirom udomratchaniwet mahasathan amon piman awatan sathit sakkathattiya witsanukam prasit? ¿Sabías que, al parecer, Damasco (Siria) es la capital más antigua del mundo? ¿Sabías que Madrid (España) se encuentra a apenas 50 km del punto central geográfico de la península ibérica? ¿Sabías que Tokio (Japón) es la capital más poblada del mundo? ¿Y qué decir de Melekeok (capital de Palau), que es la menos habitada, ¡con solo 277 personas!?

Un asunto central

La capital es la ciudad desde donde se gobierna una nación. En una capital se deciden los asuntos políticos, financieros, legislativos, judiciales y sociales de toda una nación. En la capital reside el presidente, el líder o el primer mandatario de un país. Todos los planes, proyectos, leyes, sanciones, directivas, medidas (para bien o para mal) surgen de allí.

Tú también tienes una capital. Se llama mente y por ella pasará toda tu vida. La Biblia es clara al respecto: “Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida” (Prov. 4:23, DHH).

Ningún país descuida su capital. Tú no puedes dejar de prestarle atención a la tuya. Cuidar la mente implica varios aspectos.

Repasemos juntos:
Practica la gimnasia mental: Más allá del trabajo que realices, en el hogar o fuera de él, y sin que importe tu edad ni tu grado de escolarización, intenta mantener despierta tu mente. Lee, haz crucigramas, resuelve problemas de ingenio. ¡No te estanques!
Realiza ejercicio físico: Haz con regularidad alguna actividad como correr, nadar o caminar. No solo te permitirá prevenir la obesidad, sino que también podrás mantener una mente sana.
Busca la actividad social: Intenta interesarte por las cosas que ocurren a tu alrededor. Busca amistades, conversa con tus vecinos, sé sociable.
Destierra hábitos nocivos: El tabaco, el alcohol, las drogas, el abuso de fármacos y el sedentarismo son enemigos no solo de nuestro cuerpo, sino también de nuestra mente.
Aliméntate adecuadamente: Una dieta equilibrada siempre será una buena opción.
Controla los factores de riesgo: La hipertensión arterial y los niveles elevados de colesterol LDL y glucosa son amigos del deterioro físico y mental.
Enfrenta tus problemas: No pretendas eliminar un conflicto ignorándolo.

Un asunto trascendental

La escritora cristiana Elena de White registró varios textos sobre la importancia de la mente. Los puedes leer en una excelente recopilación en un libro llamado Mente, carácter y personalidad. Son puntuales, prácticos y geniales. Mira:

– “Cada órgano del cuerpo ha sido hecho para estar subordinado a la mente, que es la capital del cuerpo. La mente controla todo el ser. Todos nuestros actos, buenos o malos, tienen su origen en la mente. Es la mente la que adora a Dios y nos une con los seres celestiales. Sin embargo, muchos pasan toda su vida sin llegar a ser inteligentes con respecto al alhajero que contiene este tesoro” (p. 83).

– “Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre, y afectan su vida más íntima” (p. 84).

– “Todos deberían sentir la necesidad de mantener la naturaleza moral fortalecida por una vigilancia constante. Como centinelas fieles, han de guardar la ciudadela del alma, y nunca sentir que pueden descuidar su vigilancia ni por un momento” (ibíd.).

– “Hay que ejercitar todas las facultades para que puedan desarrollarse debidamente y para que tanto hombres como mujeres posean una mente bien equilibrada” (La educación cristiana, p. 33).

Como vemos, tenemos el gran privilegio y la gran responsabilidad de cuidar nuestra mente.

Los peligros del Mindfulness

Si te dijera que hay una terapia para vivir mejor y reducir el estrés y la ansiedad, ¿estarías dispuesto a someterte a ella? ¡Claro que sí! Todos queremos vivir mejor y tratar de solucionar nuestros problemas. Esto es lo que ofrecen hoy diferentes técnicas para lograr un buen equilibrio mental. Hasta aquí todo muy lindo, pero ¿qué hay detrás de todo esto?
Una de las que está más “a la moda” en la actualidad es la práctica psicológica del Mindfulness, que consiste en estar atentos de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia. Como hábil mentiroso, Satanás sigue engañándonos con aparentes filosofías inocentes pero que en el fondo encierran ideas totalmente antibíblicas y sustentadas en el misticismo. El Mindfulness, así como otras terapias similares, se basa en el budismo, el hinduismo y en otras religiones orientales.

Este concepto proclama que tú puedes conseguir todo a través de los esfuerzos personales y con tu propia sabiduría individual. Es decir, Dios no tiene ni tendrá parte en tu vida. Por otra parte, la Biblia es clara cuando dice que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17: 9). Como seres caídos y pecaminosos, no es sabio confiar en nosotros mismos. Las respuestas y las soluciones no están en nuestro interior, sino que se encuentran al mirar a Jesús.

Por otro lado, es incorrecto creer o mencionar que no habrá juicios ni consecuencias por nuestras acciones. Eclesiastés 12:13, 14 nos ilumina al respecto: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”.

Como vemos, estas teorías tan atractivas y de moda son humanistas y no están basadas en las verdades de la Palabra de Dios.
En el mencionado libro de Elena de White, también se advierte sobre los engaños del enemigo: “Los planes y las maquinaciones de Satanás nos asedian por todas partes. Siempre hemos de recordar que él se nos acerca disfrazado, ocultando sus motivos y el carácter de sus tentaciones. Viene con vestidos de luz, aparentemente ataviado con el puro ropaje de los ángeles, para que no podamos discernir que es él. Necesitamos emplear gran precaución para investigar cuidadosamente sus artificios, para no ser engañados” (p. 34). Y luego amplía: “En estos días cuando el escepticismo y el paganismo aparecen con tanta frecuencia vestidos con un ropaje científico, necesitamos cuidarnos en todos lados. Nuestro gran adversario está engañando mediante ellos a miles de personas… A través de la frenología, la psicología y el hipnotismo, llega directamente a los miembros de esta generación, y trabaja con ese poder que caracterizará sus esfuerzos cerca del fin del tiempo de gracia. Las mentes de miles de personas han sido envenenadas por este medio y conducidas al paganismo” (ibíd.).

Una ciudad resguardada

Ningún país tiene a su capital desprotegida. Por lo general, las ciudades centrales son las más cuidadas y las que tienen las mejores defensas. Lo mismo debe suceder con tu mente, ya que es tu capital, tu potencial, tu tesoro. Vigílala, piensa sanamente, fortalece tu autoestima, vive de manera temperante y alegre y aleja de tu cabeza los malos pensamientos.
Recuerda: “Los que no quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien las avenidas del alma; deben evitar el leer, mirar u oír lo que puede sugerir pensamientos impuros. No debe permitirse que la mente se espacie al azar en cualquier tema que sugiera el enemigo de nuestras almas” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 413).

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.

Las imaginaciones de tu corazón

Las imaginaciones de tu corazón

Las imaginaciones de tu corazón

Siete consejos para no sufrir (innecesariamente) con anticipación.

En ocasiones uno se “hace la película”. ¿Sufriste por algo antes que suceda? ¿Te pasó alguna vez? ¡A mí sí! Uno imagina todo lo que podría pasar, lo que la otra persona podría llegar a decirnos o cómo reaccionaría frente a algo que decimos o hacemos.
Otras veces, uno se adelanta a los hechos, a algo que podría llegar a ocurrir. Puede ser un examen, una charla, una reunión; incluso algo más pequeño, como el sabor de una comida desconocida, que haga que nos adelantemos a los sentimientos, a las emociones que tendremos frente a esas situaciones.

Finalmente, nada de eso sucede, pero ya nos ha hecho sufrir. Así, no disfrutamos del presente, por causa de nuestras grandes preocupaciones; ni del futuro, porque cuando ese momento llega (si es que llega) lo vivimos con las sombras de aquello que pasó por nuestra mente.

El arte de no ser felices

Todo eso que experimentamos puede traernos situaciones conflictivas con otros y con nosotros mismos.

Afecta todas las áreas de la vida: autoestima, amistades, familia, noviazgo, matrimonio, metas personales, colegio y trabajo. No somos felices cuando vamos sufriendo por algo que no es real; no podemos relacionarnos en paz con otros cuando tenemos una preconcepción de lo que puede llegar a suceder. ¡Cuán necesario es quitar de nosotros esas imaginaciones del corazón!
Nuestro cerebro es maravilloso. Todo pasa por él: cada emoción, cada sentimiento, cada pensamiento que experimentamos. Nuestra mente puede ser una gran aliada… o no. Te invito a que pienses en cada uno de los siguientes ejemplos:

• Lutero decía: “No puedo impedir que los pájaros revoloteen sobre mi cabeza, pero sí puedo impedir que hagan nido”.
• Jeremías 9:14 (RVR60) cuenta que el pueblo de Israel fue tras las “imaginaciones de su corazón”. Eran solo imaginaciones, pero detrás de eso fueron.
• Salomón nos dice en Eclesiastés: “vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Esa palabra puede traducirse como “vapor humeante”. ¿Alguna vez intentaste agarrar el vapor? Es imposible; se desvanece, no puedes sostenerlo.

Pajaritos que revolotean

Así son las imaginaciones de nuestro corazón, de nuestro cerebro. Son “vapor humeante” y “pajaritos que revolotean”. No puedes controlar lo que viene a tu cabeza, pero puedes manejarlo. Puedes decidir qué hacer frente a esos pensamientos. Puedes decidir no sufrir por algo que aún no ha sucedido.

Sí, puedes decidir no sufrir.

Sí, puedes manejar tus pensamientos y tus emociones.

¿Cómo? Primero, sé paciente contigo mismo. No es algo de una vez; es un proceso, es práctica.

Por eso, te dejo algunos consejos para ayudarte a llegar a la meta:

• Plantea metas reales: Cvalúa tus tiempos, límites, dones y responsabilidades actuales.
• No te castigues: Si no llegas con algo, sé comprensivo contigo mismo. Eres humano.
• No te compares: Cada persona es diferente, cada uno tiene su propia vida y su propia manera de enfrentar lo que sucede.
• Piensa en ti: Conócete, no seas una copia.
• Innova: Intenta buscar alternativas. No te tropieces con la misma piedra dos veces.
• No juzgues: Aprende a escuchar. A veces las cosas no son como crees.
• No seas perfeccionista: Siempre habrá algo para “arreglar”. De a poco puedes ir avanzando y mejorando.

Sufrir con anticipación es algo muy común. Sucede más de lo que pensamos. Lucha contra ello e intenta que no arruine tus relaciones ni tu autoestima. Y si ya lo experimentaste, recuerda: todo puede ser “reseteado”. Incluso nuestra manera de pensar.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.

Escrito por  Jimena Valenzuela, magíster en Resolución de conflictos y capellana en el Instituto Adventista de Morón, Bs. As., Argentina.