Hoy: Estambul
Ubicada entre el Mar de Mármara y el Mar Negro, nos encontramos con la belleza insuperable de la ciudad de Estambul, que cuenta con una particularidad especial: los dos mares mencionados están unidos por el estrecho de Bósforo, que divide la ciudad y separa los continentes de Europa y Asia. ¡Sí! ¡Estambul es una ciudad que abarca dos continentes! Su localización es tan estratégica que desde tiempos antiguos ocupa un papel importante en el comercio.
Ya en el año 130 a.C., un emperador chino, al buscar nuevos horizontes, dio apertura a una ruta comercial. Este circuito se fue extendiendo por Asia hasta alcanzar, más tarde, el continente europeo. Comerciantes, religiosos, artistas, fugitivos y delincuentes recorrieron a pie, a caballo o sobre camellos grandes extensiones de tierra para intercambiar sus productos y conocimiento, y Estambul era una puerta de conexión entre los continentes y la cultura.
Entre los productos más codiciados, estaba la seda. Este producto hasta le dio el nombre a un recorrido, designó una ruta en el siglo XIX. En esta red comercial, Estambul jugó un rol importante entre el comercio de Asía y Europa. Así, en 1455 se construyó uno de los mercados más antiguos y grandes del mundo, llamado “El gran bazar”. El edificio cuenta con 3.600 tiendas que se distribuyen en 64 calles, y se accede al recinto a través de 22 puertas.
Lo que más me llamó la atención al visitar el centro comercial fue la variedad de lámparas en exhibición. Formadas por pequeños vitrales de diferentes colores, al ser encendidas crean un ambiente multicolor. Los productos son variados: desde extensas alfombras, joyas con piedras preciosas, pañuelos de colores y un sinfín de mercaderías.
Pero, no es lo único para ver en la ciudad. Hay museos, mezquitas, palacios y paseos en barco. Es, sin duda, una ciudad con mucho para ver, hacer y aprender.
Aproveché para visitar la ciudad junto con mi hermana por un cambio de rutas aéreas. Esta parada nos dio tiempo de conocer, además de “El gran bazar”, dos de las construcciones más famosas de la ciudad: La Mezquita Azul (Sultanahmed Camii) y la Mezquita Santa Sofía (Hagia Sophia), ubicadas una enfrente de la otra. Para observar su interior, tuvimos que cubrir nuestra cabeza con un pañuelo.
La Mezquita Azul lleva su nombre por los veinte mil azulejos de color azul que adornan la cúpula y la parte superior del recinto.
La Mezquita Santa Sofía fue construida entre los años 532 y 537 d.C. por el Imperio Bizantino, para ser la catedral más importante de Constantinopla. En 1453, Constantinopla fue conquistada por el Imperio Otomano. El nuevo imperio convirtió la catedral en una mezquita. Desde 1935 hasta 2020 se convirtió en un museo. Actualmente, es otra vez una mezquita.
No puedes visitar Estambul sin probar sus delicias culinarias. A nosotras nos gustaba merendar unos deliciosos postres lácteos turcos y otros refrigerios extremadamente dulces.
Conocer la antigua Constantinopla me permitió dimensionar el Gran Conflicto que existe en nuestro planeta, y considerar cómo en la historia de este mundo florecen y caen los distintos imperios, incluso en una misma ciudad.
En la Biblia encontramos esta gran verdad: “Una voz dijo: ‘Clama’. Entonces él respondió: ‘¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor de campo’ ” (Isa. 40:6).
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.
Escrito por Analía Giannini, docente de Ciencias Naturales, nutricionista, escritora y viajera incansable.
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