Ganaron los buenos
Con mi familia solíamos mirar películas después de cenar. Como yo nunca fui de trasnochar, muchas veces me cansaba y me iba a dormir con la película por la mitad. Para no quedarme con la intriga, antes de irme a la cama, le pedía a mi papá: “¿Me cuentas mañana cómo terminó?” Papá siempre decía que sí. Sin embargo, a la mañana siguiente, invariablemente y sin importar qué tipo de película hubiéramos estado mirando, mi papá simplemente decía: “Ganaron los buenos”.
–Pero ¿cómo? ¿Qué pasó? –preguntaba yo.
–Ganaron los buenos.
Su respuesta me parecía muy breve e insatisfactoria. Sin embargo, tal vez sin saberlo, papá me estaba enseñando una verdad más profunda. Muchas de las películas que nos cautivan se tratan del conflicto entre el bien y el mal. Hay algo dentro de nosotros que hace que deseemos que ganen los buenos y triunfe el bien. Hay algo que hace que nos enojemos si la película no termina como esperábamos y los malhechores se salen con la suya.
La Biblia dice que al final ganarán los buenos. En realidad, como Dios no está atrapado en las redes del tiempo y el espacio, él ya ganó la batalla. Pero, a nosotros nos toca esperar, y no es una tarea sencilla. A nosotros nos toca creer en las promesas, cuando aún no podemos ver el final de la película. La paciencia es un acto de fe. Cuando las cosas no se dan a nuestro modo, o en el lapso que esperábamos, es la confianza en el amor del Padre lo que nos permite esperar, lo que nos permite seguir creyendo que al final el bien triunfará.
Algunos vamos a esperar y orar por años por un milagro que tal vez no llegará, mientras observamos a otros llenarse los bolsillos de bizcochos y bendiciones. La verdad es que este mundo no es justo. Jesús nos advirtió: “En el mundo tendréis aflicción”. Entonces, ¿para qué seguir creyendo? Porque Jesús también dijo: “Pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Como decía mi papá, al final siempre ganan los buenos.
Después de mucha espera, de lágrimas y alegrías, vamos a ganar. Tal vez no aquí, no en esta vida. Pero un día todos los salvos y todos los seres celestiales gritarán triunfalmente: “¡Ganaron los buenos!”
La Biblia describe este maravilloso momento así: “Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación” (Isaías 25:9).
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2019. Escrito por Fernando Iriarte, pastor de jóvenes en la Iglesia de Florida, Buenos Aires, República Argentina.
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