Hoy: Norte de California
California es el tercer estado más grande de los Estados Unidos. Se extiende a través de más de mil kilómetros de norte a sur, pasando por una amplia variedad de climas. Exuberantes bosques de secuoyas, fértiles valles de cítricos, altas montañas nevadas, son algunos de los puntos turísticos más visitados. Cargada de historia, su laberíntica geografía deja reflejada la actividad humana, que sigue utilizando las abundantes riquezas.
Junto con mis hermanos comenzamos el recorrido desde San Francisco. Visitamos las calles empinadas y zigzagueantes de la metrópolis, las casas victorianas, el tranvía a tracción y el Palacio de Bellas Artes, que fue construido para la Exposición Internacional. Sin embargo, lo que me resultó más representativo fue la visita a la cárcel de Alcatraz. Sus paredes despintadas describen lo que vivieron algunos de sus presidiarios; con sus patios amurallados, sus pequeñas celdas y su elegante faro.
A las afueras de San Francisco, pasamos por el famoso puente Golden Gate. A solo doce kilómetros se encuentra un bosque de secuoyas gigantes con ejemplares de hasta 900 años. A lo largo de seis kilómetros de senderos se pueden recorrer los elegantes monumentos naturales que no dejan de sorprender por su porte alto.
Siguiendo por la ruta de norte a sur, incluimos en el recorrido algunos viñedos, con emblemáticos cascos de estancias y prolijos parrales. Lo más llamativo de la visita fue notar que muchos de los campos no estaban delimitados por cercos, algo que transmite una sensación de libertad y respeto.
Si bien disfrutábamos de cada paisaje y nos tomábamos nuestro tiempo, nuestro destino final en esa jornada era la visita a la casa de Elena de White. Con ayuda del GPS localizamos el museo nacional. Al llegar al sitio histórico, había finalizado el horario de visita; sin embargo, aprovechamos a tomar fotos de sus inmediaciones y conversar con el cuidador. Una de las nietas de Elena de White, que en ese momento estaba en una reunión familiar, se nos acercó para explicarnos la modalidad de visita y las pertenencias que aún se conservan, que expresan la gran labor de la escritora.
Dios tenía un propósito con los miles de manuscritos de su profeta: hacerle un bien a la humanidad. Allí, recordé este versículo: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21).
¡Gracias por los mensajes de advertencia y aviso enviados por un Dios tan amante! Leamos sus libros y que Dios nos ayude a seguir sus consejos.
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.
Escrito por Analía Giannini, docente de Ciencias Naturales, nutricionista, escritora y viajera incansable.
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