Un perfume sin olor
Hoy meditaremos sobre unos versículos bíblicos que nos harán entender el valor de nuestro ejemplo hacia los demás. ¿De qué manera? Ahora te darás cuenta. ¿Estás listo para un nuevo viaje espiritual? ¡Allá vamos!
Como habrás leído, hoy hablaremos del perfume. Todo el mundo se identifica con un aroma en especial o tiene una fragancia favorita. De hecho, el perfume no es algo de nuestros días: se lo ha usado a lo largo de la historia. Interesante, ¿no? La palabra “perfume” procede de per-fumun, y su significado es “a través del humo”. Lo descubrieron cuando percibieron el aroma de una sustancia que desprendía un humo fragante al ser quemada; entonces decidieron comercializar y fabricar diversas esencias.
Ahora que sabes un poco de la historia del perfume, me toca confesarte algo. Desde pequeño, mi sentido del olfato no se desarrolló muy bien. Me diagnosticaron anosmia crónica; así que, solo percibo muy pocos olores. Cada vez que alguien se acerca y me pregunta cómo huele, no me queda otra opción que sonreír y decir que, por más bueno que sea el perfume que se haya puesto, no puedo notarlo.
La Biblia habla en varias oportunidades del “perfume”. Por ejemplo, cuando uno de los reyes visitó a Jesús tras su nacimiento, llevó incienso como regalo al pesebre de Belén. Otro ejemplo es el de María Magdalena, cuando fue al encuentro de Jesús y ungió sus pies con uno de los aromas más costosos que había en esa época. Dice la Biblia, en Juan 12:3: “Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume”. Me imagino que en ese momento Jesús se habrá sentido muy feliz. El objetivo de los perfumes es crear un buen clima y que las personas que están alrededor se sientan a gusto. Esto es muy similar a nuestro testimonio o a lo que nosotros somos para otras personas.
Cuando hablamos de “testimonio”, es sencillamente la manera en que nos comportamos con las personas que nos rodean. Haciendo una comparación con el tema de hoy, podemos llamarnos pequeños envases de perfume. El apóstol Pablo, en la Segunda Epístola a los Corintios, dijo esto: “Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden” (2 Cor. 2:13). Uno de los efectos que automáticamente produce alguien que se convierte y desea caminar por las sendas de Dios es su buen ejemplo, con su caminar, su forma de ser, sus actitudes, lo que escucha, lo que mira, etc. Es un testimonio para sus prójimos. Pero ¡cuidado! Así como existen perfumes costosos y de renombre, también hay otros que son adulterados y ¡hasta falsos! Es importante pedir a Dios que nuestro carácter refleje cosas bonitas y que Cristo se vea en nosotros de manera genuina.
Cristo, en Cantares 2:1, se llama “La Rosa de Sarón” y el “Lirio de los Valles”. Una de las características de los lirios es que crecen entre pantanos, y ese lodo huele muy mal, pero aun así los lirios mantienen su fragancia. Podemos vivir en una sociedad que se encuentra lejos de Dios, pero esto no debería influir en nuestro objetivo. ¿Te acuerdas?: “Ser aroma fragante de Cristo”.
No te detengas, avanza contra la marea, no te dejes influenciar por las ideas malas que este mundo te presenta. Eres llamado a ser del equipo de Jesús, y no a conformar a tus amigos. Es momento de pedir a Dios que nos ayude a demostrar su personalidad de amor a los que no lo conocen y ser una real evidencia de su existencia. No seas un perfume sin aroma.
Nuestro viaje llegó a su final. Espero que lo hayas disfrutado, reflexionando juntos acerca de un tema que a veces se nos olvida. ¡Hasta una próxima estación espiritual!
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2022.
Escrito por Lautaro Silva, autor de devocionales en YouVersion Bible (a través de “Twins Ministry”) y capellán en el Instituto Adventista de Los Polvorines (Bs. As., Argentina) @losmellissilva
Bendiciones…
¡Gracias Tania! ¡Igualmente!