Mitos del noviazgo
Naty y Fer, un joven y feliz matrimonio, nos cuentan lo que para ellos es el secreto de la felicidad en el amor.
Luego de que me casé con Naty, hace casi dos años, comencé a observar más a las parejas de novios que me encontraba. Con algunos de ellos, al entrar en confianza, surgía la conversación sobre el noviazgo y se presentaba la oportunidad de brindar un consejo. Al avanzar en el diálogo, me encontraba con: “¡Ah! No sabía que realmente era así” reiteradas veces, como si fuese una especie de conocimiento previo sobre la materia, pero que (en realidad) estaban errados en su concepto o idea; algo que yo llamaría un “mito”.
Por eso, vamos a desenmascarar algunos “mitos”.
Mito N° 1: ¿Cuánto tiempo tengo que estar de novio antes de casarme?
Aquí hay que ser muy cuidadosos. Todo es muy relativo, y hay casos y casos. Idealmente, un noviazgo debería durar por lo menos un año y no más de cuatro. Pero, hay que ser equilibrados. Naty y yo teníamos 28 años cuando nos pusimos de novios. A esa edad estábamos suficientemente maduros y los dos sabíamos de qué se trataba el tema. A los 30, nos casamos.
Según tu edad, tus planes de vida (estudios, trabajos, etc.) y tu relación con la otra persona, el tiempo de noviazgo puede variar en su extensión. El equilibro es la clave. Un casamiento apresurado traerá problemas. Lo mismo ocurriría si dejas pasar mucho tiempo.
Por eso, lo importante es proyectar. Algunas personas están listas para casarse a los 20 años; otras, a los 30 todavía tienen dudas. No hay una regla exacta para seguir, pero sin duda que tu familia, el pastor de la iglesia y matrimonios de la iglesia con experiencia podrán orientarte, además de buscar a Dios para saber cómo avanzar.
Mito N° 2: Mi pareja no me respeta, pero va a cambiar
Es triste que pasen estas cosas en un noviazgo, en que se supone y entiende que hay amor. La realidad es que los novios deben tener los ojos bien abiertos, porque durante el matrimonio los problemas no desaparecen; es más, las malas actitudes y comportamientos se acrecientan. ¿A qué me refiero? Muchos dicen: “No te preocupes, Fer, cuando nos casemos, él/ella va a cambiar”. ¡Grave error! Cuando una persona tiene el mismo comportamiento reiteradas veces, ya es costumbre, y erradicar eso ¡lleva años! Así que, mi consejo es: no te cases hasta que realmente veas un cambio en esa actitud que está dañando el noviazgo. O deja ir a esa persona.
Mito N° 3: Puedo besar a otras personas sin estar de novio, porque no le hago mal a nadie.
Si pudiera, colocaría aquí el emoticón de WhatsApp del monito que se tapa los ojos. Vamos a buscar Filipenses 4:8. ¿Lo tienes abierto en tu app o en tu Biblia? Ahora, te pregunto: ¿Qué tiene de puro andar besando a otras chicas u otros chicos en un campamento? ¿Qué tiene de honesto estar persiguiendo a todas las chicas de la otra iglesia en el encuentro interdistrital? Y, cuidado, aquí el versículo dice “todo”. Y todo es “TODO”. El ciento por ciento de tus acciones debe estar regido por estas palabritas, que no hacen más que reflejar el verdadero carácter de Cristo.
Fíjate que el hombre que estuvo con 700 esposas y 300 concubinas (ya conoces el final de esta historia) te aconseja, en Eclesiastés 11:9: “Disfruta de toda tu juventud, ten muchos amigos y amigas, diviértete sanamente, pero sabiendo que en todo esto Dios va a juzgarte”.
El noviazgo es un instrumento hermoso para que los jóvenes puedan planificar, soñar y preparar matrimonios felices. Úsalo con inteligencia y sabiduría.
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2019.
Escrito por Fernando Liernur, diseñador gráfico y especialista en Marketing Digital.
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