Esperanza
Vivimos esperando cosas. Siempre. Y, a veces, no nos gusta esperar. Pero sí nos gusta tener esperanza. Si has conocido a alguien que no tiene esperanza, seguramente no era muy feliz. La esperanza nos mantiene expectantes, vivos, alertas y optimistas.
Sin embargo, en el Biblia, la esperanza tiene un condimento más. Algo que la hace única.
En el Antiguo Testamento, hay dos palabras hebreas claves que podríamos traducir como “esperanza”:
YAKHAL: Es la esperanza que da resistencia. “Aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). También se usa esta palabra en Génesis 6 al 9 cuando se dice que Noé y su familia tuvieron que esperar para que las aguas del Diluvio retrocedieran.
QAVAH: Es la esperanza que da nuevo vigor. “Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:31).
Es interesante saber que esta última palabra proviene de una raíz que significa “cordón”. Este verbo tiene que ver con la tensión de anticipación de esperar algo, como cuando un cordón se estira con fuerza y se tensa hasta que se rompe, y la tensión se libera.
Yakhal y qavah aparecen más de cuarenta veces en el libro de los Salmos.
“Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti” (Salmo 39:7).
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2019. Escrito por Pablo Ale, pastor, periodista y director de Conexión 2.0.
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