Trabajando por la felicidad
Trabajando por la felicidad
En el número anterior analizamos tres puntos correspondientes a lo que llamamos “Acción interna” (un trabajo sobre mí). Estos eran: “Enamorarte de Dios”, “La importancia de la experiencia” y “Preparando las herramientas”.
Ahora, pasaremos al cuarto y último punto de esta acción. Lo titulamos “Planificar el futuro”. A mi entender, el noviazgo no solo es una etapa para conocerse: es una etapa para proyectar lo que vendrá. Cuando nos pusimos de novios con Naty, ¡a las dos semanas empezamos a hablar de casamiento! Sí, tal como lo lees. Pero ¿por qué? Simple, porque ya nos conocíamos y los dos sabíamos hacia dónde queríamos ir.
Varias veces escuché: “Sí, estoy de novio, vamos a ver qué pasa” o “Estamos probando”. Creo que esto no es lo correcto. Primero, porque Dios es un Dios de orden. No hay nada que Dios haya creado “porque iba a ver qué sucedía”. Todo lo hizo con sabiduría. Y segundo, porque es posible conocer a un montón de personas sin poner en riesgo tus sentimientos. ¿Cómo? Sigue leyendo.
Acción externa: Un trabajo hacia afuera
Llegó la hora de salir: Si tus planes son conocer a alguien para que comparta contigo un bello matrimonio, lamento avisarte que no lo vas a conseguir estando encerrado en tu casa. ¡Vas a tener que salir ahí afuera! Sal de campamento, o a un encuentro de jóvenes, conoce otras iglesias, participa de encuentros distritales, haz muchos amigos realizando actividades en la naturaleza, forma parte de grupos de actividad misionera u otros ministerios que te permitan relacionarte con otras personas. ¡Seguramente formaras muchas amistades!
Apuntar al blanco: Si Dios así lo quiere, quizá puedas conocer a un/a posible candidato/a a acompañarte en tu viaje. Ahora bien, ¿cómo conocer a una persona y saber si es adecuada o no? Muy simple, preguntando…
No puedo pretender casarme si antes no conocí a alguien que tenga ese mismo incentivo. Y no puedo conocer a alguien que tenga ese mismo incentivo si previamente no sé hacia dónde quiero ir en mi futuro.
Lo importante, querido amigo, es que hagas de Dios tu compañero. Si pasaste por malas experiencias, o estas solo y te gustaría encontrar a alguien que comparta tu viaje, o ya lo encontraste pero estás con dudas, Dios es lo primero, lo mejor y lo más importante. Haz de él tu guía y tu mejor amigo. Conócelo en profundidad, y vas a ver cómo el camino empieza a ser más claro.
“Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Y, además, la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente” (Eclesiastés 4:12, DHH).
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2019. Escrito por Fernando Liernur, diseñador gráfico y especialista en marketing digital.