Amor

Jul 1, 2019 | Sin categoría | 0 Comentarios

¿Qué es el amor? ¿Cómo definirlo? ¿Es lo mismo decir que Romina ama a Fernando, que Mara ama a su mamá o que Lucas ama la pizza? ¡Evidentemente, no!

Sin embargo, en la Biblia, el amor tiene un condimento más. Algo que lo hace único. En español, tal vez, usamos la palabra “amor” para varias cosas y resumimos en ella varios conceptos. En la antigüedad, los griegos usaban diferentes palabras para referirse al amor.

EROS: Se refería al amor de pareja entre un hombre y una mujer.

FILOS: Se refería al amor que tenemos por ciertas cosas o personas. Es el “amor fraternal”; es decir, amar a nuestra familia o a nuestros amigos.

ÁGAPE: Es un amor que está por encima de todo, que no espera nada de la otra parte. Es un amor incondicional, sublime, que refleja el amor de Dios.

En el Antiguo Testamento, para ágape se usa la palabra hebrea AHAVAH. Jesús cita esa palabra (extraída de Deut. 6) en Mateo 22:38 al 40: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.

Y es así. Si analizamos los Diez Mandamientos de Éxodo 20, vamos a descubrir que, al cumplir los cuatro primeros, demostramos nuestro amor a Dios; y al obedecer los seis últimos, nuestro amor al prójimo.

El amor no es una mera teoría; es acción. Podemos decir que amamos a Dios, pero demostramos ese amor obedeciéndolo. “Si me aman, guarden mis mandamientos” (Juan 14:15), dijo Jesús.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Escrito por Pablo Ale, periodista y director de la revista Conexión 2.0.

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